QUESTIONS
Après tant de temps. Le temps
Ne mesure rien. Après tant
D’attente. L’attente ne mesure rien. Rien.
Après tant de morts, de crucifixions,
De deuils, pourquoi te cherché-je, tu m’assassines,
Mon envoi douloureux, aiguillon de ma soif
Qui cède déjà devant la recherche insatiable
D’une épine si cruelle, vaine question stérile
Sans mesure, à part mon non-être déjà, ici ni maintenant.
Pourquoi continuer alors ? Pourquoi ? Pourquoi
Te chercher comme l’asile où soigner
La peur de devenir ainsi, plongé dans la jouissance
Et exposé aux éclairs et à la tempête où
Ma mère enfante, est-ce mon destin ?
Pourquoi me refuser, pourquoi te refuser quand
Le coq chante, bleu désir, blessure qui rachète ?
Pourquoi croire que le sommeil, la fuite féroce
De la meute qui m’aima un jour, me sauvera
De tant de deuil, de désolation et de vie ?
Pourquoi te croire mort, pourquoi la soudaineté
De ta paix donnerait-elle la tranquillité et la paix à mon âme ?
Et je continue de m’interroger pendant que tu
M’enfouis dans une brume dense.
Après tant de temps. Le temps
Ne mesure rien. Après tant
D’attente. L’attente ne mesure rien. Rien.
Après tant de morts, de crucifixions,
De deuils, pourquoi te cherché-je, tu m’assassines,
Mon envoi douloureux, aiguillon de ma soif
Qui cède déjà devant la recherche insatiable
D’une épine si cruelle, vaine question stérile
Sans mesure, à part mon non-être déjà, ici ni maintenant.
Pourquoi continuer alors ? Pourquoi ? Pourquoi
Te chercher comme l’asile où soigner
La peur de devenir ainsi, plongé dans la jouissance
Et exposé aux éclairs et à la tempête où
Ma mère enfante, est-ce mon destin ?
Pourquoi me refuser, pourquoi te refuser quand
Le coq chante, bleu désir, blessure qui rachète ?
Pourquoi croire que le sommeil, la fuite féroce
De la meute qui m’aima un jour, me sauvera
De tant de deuil, de désolation et de vie ?
Pourquoi te croire mort, pourquoi la soudaineté
De ta paix donnerait-elle la tranquillité et la paix à mon âme ?
Et je continue de m’interroger pendant que tu
M’enfouis dans une brume dense.
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MARLON TEIXEIRA EL AIRE Y LOS SUEÑOS
Finalmente roto el hechizo de la magia
que suscribe los nombres, roto el aliento
de la escritura, retirada la mar y sus desechos
de los amplios dominios, estoy solo conmigo
y la sombra del cuerpo del leguaje que va
ha abandonarme definitivamente.
¿Que más puedo decir ? Ahora que finalmente
comprendo que solo soy mi cuerpo y que tras
los huesos y la carne nada hay que no sean la pasión
y la fuerza del viento del inaudible canto :
Pues que he cantado por mi cuerpo,
han cantado mis órganos, las cuerdas de un laúd
enmudecido que ahora dirán que sí a la muerte.
Los misteriosos duendes del sueño me repiten,
el ha venido para que toda muerte
sea el acceso a otras albas y el abra será tuya nuevamente:
su cuerpo, donde los elementos se despojan de furia,
la inaudita sensualidad de su carne y de sus labios
donde el día apaga todo fragor de lucha,
todo volcán es dominado y todo rayo.
Porque es el - el mismo rayo un don de la belleza impetrada
para indicar el camino a quienes con el nos desposamos :
¡También tú pasarás, oh Marlon !
También tu belleza, que es el precinto del tesoro de las luces
que busco ahora que declina mi estancia en esta tierra,
empero como en el comienzo de la fábula donde el mundo
comienza, tú vendrás nuevamente para resucitarnos
con llamados, ya dentro de ti y tú aherrojando mis delirios,
devoraremos nuestros éxtasis, y tus piernas y el planetarium
de tu cuerpo todo, serán los aposentos donde las declinantes
llamas de mi carne devoraran las agonías
de los espasmos y los salvajes rituales donde seguros códices
me dirán, tú eres suyo, mientras desapareces en abismos
de ilimitado goce, para así abrir otros fanales, otras puertas,
y entregarte al mortal como lo hacen los divinos,
jugando, Marlon Teixeira, jugando todo el juego del mudo,
toda la fabula del mundo en la punta de la dorada aguja
que burila todo exceso que hace de la muerte
el triunfo de la vida, pues en la pequeñas muertes
con la que acompasadamente seguimos la leyes del bing-bang,
recomenzamos, cuando nos fundimos uno en otro, muerte - vida.
vida - muerte, y la derrota se convierte en triunfo.
O la victoria en la gloriosa derrota del amor
y la muerte, el acceso a la inmortalidad del goce.
Finalmente roto el hechizo de la magia
que suscribe los nombres, roto el aliento
de la escritura, retirada la mar y sus desechos
de los amplios dominios, estoy solo conmigo
y la sombra del cuerpo del leguaje que va
ha abandonarme definitivamente.
¿Que más puedo decir ? Ahora que finalmente
comprendo que solo soy mi cuerpo y que tras
los huesos y la carne nada hay que no sean la pasión
y la fuerza del viento del inaudible canto :
Pues que he cantado por mi cuerpo,
han cantado mis órganos, las cuerdas de un laúd
enmudecido que ahora dirán que sí a la muerte.
Los misteriosos duendes del sueño me repiten,
el ha venido para que toda muerte
sea el acceso a otras albas y el abra será tuya nuevamente:
su cuerpo, donde los elementos se despojan de furia,
la inaudita sensualidad de su carne y de sus labios
donde el día apaga todo fragor de lucha,
todo volcán es dominado y todo rayo.
Porque es el - el mismo rayo un don de la belleza impetrada
para indicar el camino a quienes con el nos desposamos :
¡También tú pasarás, oh Marlon !
También tu belleza, que es el precinto del tesoro de las luces
que busco ahora que declina mi estancia en esta tierra,
empero como en el comienzo de la fábula donde el mundo
comienza, tú vendrás nuevamente para resucitarnos
con llamados, ya dentro de ti y tú aherrojando mis delirios,
devoraremos nuestros éxtasis, y tus piernas y el planetarium
de tu cuerpo todo, serán los aposentos donde las declinantes
llamas de mi carne devoraran las agonías
de los espasmos y los salvajes rituales donde seguros códices
me dirán, tú eres suyo, mientras desapareces en abismos
de ilimitado goce, para así abrir otros fanales, otras puertas,
y entregarte al mortal como lo hacen los divinos,
jugando, Marlon Teixeira, jugando todo el juego del mudo,
toda la fabula del mundo en la punta de la dorada aguja
que burila todo exceso que hace de la muerte
el triunfo de la vida, pues en la pequeñas muertes
con la que acompasadamente seguimos la leyes del bing-bang,
recomenzamos, cuando nos fundimos uno en otro, muerte - vida.
vida - muerte, y la derrota se convierte en triunfo.
O la victoria en la gloriosa derrota del amor
y la muerte, el acceso a la inmortalidad del goce.
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SOLEDADES
poema de Oscar Portela
Profunda soledad de las estrellas.
La luz peto de soledad
que ciega y aísla, hielo y desierto.
Y el tiempo muerto del grito del eclipse
cayendo como mortaja sobre el mundo.
Así estoy, grito sin eco, momificado
por la profunda soledad de las estrellas
y abriéndome a todas las galaxias, ya sin madre
a que devolver el grito de soledad que me destroza
mientras espero disolverme en el último
límite de un corazón que late aún
y espera el grito del eclipse definitivo
del hielo y el desierto.
poema de Oscar Portela
Profunda soledad de las estrellas.
La luz peto de soledad
que ciega y aísla, hielo y desierto.
Y el tiempo muerto del grito del eclipse
cayendo como mortaja sobre el mundo.
Así estoy, grito sin eco, momificado
por la profunda soledad de las estrellas
y abriéndome a todas las galaxias, ya sin madre
a que devolver el grito de soledad que me destroza
mientras espero disolverme en el último
límite de un corazón que late aún
y espera el grito del eclipse definitivo
del hielo y el desierto.
Oscar Portela
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