sábado, 29 de octubre de 2011

Poema dedicado a Oscar Portela y poema El final de Oscar Portela


 


A OSCAR PORTELA: Amigo, Poeta

Allí donde ha de barrer el íntimo viento las secas hojas, escribe y no te detengas, que ya no vacile tu paso hasta el próximo paso, del ríspido fondo de ti mismo arranca en agraz las hespérides uvas y sea tu canción a este mundo en su lenta o gris lejanía como un coro de pájaros. Con agrio pulso escriban ahora, poeta, tus manos para el hondo ** pozo del tiempo más amargo y por los otros que cayeron, terca y dura piedra: así sea la única marca de tu voz. Ya no sobra la vida y se yergue ante ti la ominosa torre del tiempo. Ya luego verás duplicada sombra, estrella por estrella.

(*) poema de LEJANDRO DREWES
Miniatura de Adjuntos


O FINAL
poema de OSCAR PORTELA
en Galego


Finalmente o meu corazon emmudeceo.
Os ventos xa non penetran no meu corpo.
O sangue silenciou o seu murmurio e aquela
rosa do desexo cristalizada esta para sempre`

Valeiro estou de min , da norma da
xustiza da ley da carne, o meu viaxe foi breve
Sò busquein o pistillo que esta nas miñas ideas
-breves estalactitas - negro lume

Hoxe reposo na eternidade dos teus ollos sombrìos.
E sosteñome na tùa boca arteria do movemento.
dos beizos que din do corazon
xelidos ventos que sopran da nada.


Traducción de Manuel Carracedo.

EL FINAL
poema de OSCAR PORTELA

Finalmente mi corazon ha enmudecido.
Los vientos ya no penetran en mi cuerpo.
La sangre ha silenciado su murmullo y aquella
rosa del deseo cristalizada esta para siempre

Vacio estoy de mi, de la norma de
la justicia de la ley de la carne. Mi viaje fue breve
Solo busque el pistillo que existe en las ideas
-breves estalactitas -negro humo

Hoy reposo en la eternidad de tus ojos sombrìos
y me sostengo en tu boca arteria del movimiento
de los labios que dicen del corazon
gèlidos vientos que soplan de la nada.

jueves, 6 de octubre de 2011

EL VUELO








EL VUELO a MAIKEL CASTRO

poema de OSCAR PORTELA

Entre tus muslos calidos, allí donde

las lunas pálidas dormían

calla el jilguero ahora

y los pasos que conducían

a los sueños se demoran

en busca de los jardines mustios

donde el deseo levantaba su vuelo

en búsqueda de las coronas

de mirtos y de las alas

que conducían a paraísos

donde todos los goces y los sonidos

de los vientos, las agua, y las arenas

del oro son posibles.

Levanta pues tu vuelo ya, deseo.

Espera solo el crepúsculo y

la quietud del vacío que por años

corre, se desliza : en tu lugar

vendrán los otros y la sonata

de la primavera otra vez

llegará – lo sé – en los colores

de la carne y en tus labios

fatales, Maikel Castro, obertura

de vida y muerte, de circulo vicioso,

mientras las imágenes se hacen pálidas

y ya solo busco dormir, dormir, dormir…

Levanta vuelo deseo, desde los bosques

donde reinaba el fauno,

o Pan abría luces

y la música que reinaba

en tus castos oídos llenaba

las esferas de zureos y gozos,

que marcaban el movimiento

de los astros.

Levanta ya definitivamente

el vuelo de la alondra, oh deseo

de más vida- oh mas muerte y pósate

en la frente de Maikel,

ora frente a su sombra,

pues ahora que dejarás abiertos

cielos y verás levantar

el vuelo del deseo, sabes también

que volverá en las notas

de su sangre y de su semen,

el retorno de todo, las caricias

del sol, entrelazadas manos

hundidas en lo imposible

del placer del rocío

que se irá como la sal del mar,

para que mis cenizas tornen

a tu cuerpo, Fénix de la belleza

del instante, y de la primavera

mientras el vuelo de la alondra

dice, Eros es todo y yo su esclavo

así como en crepúsculo,

ah Maikel Castro,

mañana, mediodía y noche

de una historia que se repetirá

por siempre, el vuelo del deseo

en el vacío, sumergido ya el sol

entre las aguas, como tu

semilla en el poema

de este acto de amor

en que tus órganos

hacen de mí su soplo,

su espejo y su diadema –

y de la alondra del deseo

solo un símbolo.

« */ poema dedicado a Melan. »

pseudonyme du rédacteur : Oscar Portela
mail du rédacteur : portelao@hotmail.com

*/ posteado en la RalM - Paris - y corregido en detalles que lo mejoran: bbb de OSCAR PORTELA

jueves, 22 de septiembre de 2011

POEMAS COMO ALTAS COLUMNAS DE FUEGO crítica a la obra de Oscar Portela por César Magrini



"He quedado literalmente hechizado con sus poemas. Un sortilegio sostenido, una letanía a menudo cruel, edificada ella también sobre palabras, pero en éste caso fulgurantes, interpelaciones abiertas a la magia, eslabones de una cadena mítica y terrible, en hermosísimas selvas pobladas por pájaros ominosos, por aves de lujosa pedrería vocal, por dioses inextinguibles, íntegros, fuertes.

Oscar Portela se vale de un lenguaje casi invariablemente iconográfico, como el de la antigua tapicería o de la miniaturas de destallantes códices, nominal y seguro, cargado de seducciones, de tornasoles, de formas que se tejen y se destejen en un oleaje cadencioso, rítmico, vertical.

Sueños y temores, pesadillas y rápidos e irreales gestos, cruzan una y otra vez, sugestivamente, por sus poemas. Todo está animado, para él, por hechizantes sombras ancestrales, por la evocación de lo que fue, de lo que podría ser, de lo que tal vez será. Pero nada de imprecisiones, no al menos en lo estrictamente poético.

Lo dije, su idioma llega como el río que, después de atravesada la selva y de empaparse con su sombra y con su inextinguible memoria, se abriese, ya bajo el sol, en un sortilegio de reverberos, en un contrapunto de luces ahora sí fatales, erguidas desde si mismas, irrevocables.

Poemas que brotan como flores ásperas, encandilantes, hechas de belleza y de hermosura a la vez, dos cosas, estas últimas, que suelen ser intencionalmente confundidas, pero que Oscar Portela discierne con meridianas sabiduría y claridad. Poemas que, aunque hayan nacido de ella, ahuyentan a la soledad, y como muy altas columnas de fuego, crepitando, iluminan e iluminan.

César Magrini
El Cronista, (Buenos Aires) 10/10/85

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Melan

viernes, 16 de septiembre de 2011

EL CANTO




Vuelve canto a mi boca. No abandones los sueños
Y las videncias que prohijaste en mí y en las que ardí
Por una eternidad apenas como alegoría del instante.
No me dejes ahora que los harapos de las visiones
Del verbo son sombras que me acompañan hacia
La luz final que oculta la melodía en la que
Se perdieron mis horas: haz de mí nuevamente
Un fanal de venenos y mieles, y reúne todo lo mortal
En las imágenes que han venido hasta mí
Solo para crucificarme: otórgame tumbas y resurrecciones,
Sarcófagos y soles espectrales para que la soledad
No me devore y abandoname luego a la intemperie,
De aquellos elementos que me elevaron por encima
De aquel que no es más que un rapazuelo, capaz de abrir
Sus ojos para que el Dios en su más pura forma
Crezca como asfódelo entre los pliegos de mi carne.
Ábreme, no me cierres a la osadía de ser la llaga
Del sentido, y deja que las videncias en las que iluminé
El camino del apostata, las islas del Egeo, el cuerpo de Theo,
Los ojos de Theo, en los cuales se ocultan todas las mieles
De la Estigia, sus piernas y su cintura que copian
Los peligros de la aventura de Odiseo sean el postrer
Ejercicio de haber estado aquí sirviéndote, y haz que el
Colibrí beba de mí por última vez, mientras mis ajadas
Manos acarician el cabello del Dios a quien me rindo:
Ámbos mortales, ámbos solo búcaros, que buscan
Morir en el amor para resucitar tal vez convertidos
En lobos ya solamente para servir a la luna.
Pero ahora dame una vez más aquel veneno
Con el cual curé mis heridas para construir imágenes
Que solo hablan el sinsentido de tu loca
Carrera, Oh canto, nocturna estrella de zafiro
En la frente de Theo por un segundo más, por un segundo
En sus tobillos y el empeine de sus pies, por un segundo más
Por un segundo déjame desaparecer en sus límpidos
Ojos, déjame morir en él como la rosa que vive por un segundo
En el cántaro que la aprisiona, poséeme luz una vez más
Para que transfundidos y ya eternos de nuestros cuerpos espectrales
Goteé el aceite de la Eternidad, porque yo te amo- Theo- Eternidad.

- el poema mío que mas quiero entre cientos y cientos - OSCAR PORTELA


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Melan

miércoles, 14 de septiembre de 2011

BEIRON O LA REDENCIÓN, BEIRON ANDERSSON Y EL POETA





BEIRON O LA REDENCIÓN


El corazón infiel tiembla al nombrarte. Tu nombre
Es viento huracanado y tiesa el alma del mortal
Sin lengua cantar no puede ni nombrarte
Beiron frente al templo de Apolo.

Porque tú eres más. Y ni enigmas ni pitias
Que descifren misterios -admoniciones ni destinos.
Pues tú eres mundo.

Visible eres y no destruye tu belleza
A quien la mira. Tú lo redimes.
Tú lo redimes todo.

Tu intocada hermosura
De volcán redime al mundo
De sus propias miserias.

Yo soy penuria y al mirarte
Revoco toda culpa y toda miseria.
De mi camino.

Imposible que cornucopia alguna
Se vacíe de la abundancia que
De tu cuerpo surge. Tu belleza es lo pleno.

El mundo en su inocencia es el juego y la danza
De los contrarios que hacen del devenir un ephos.

Cada músculo tuyo cincelado para envidia de Zeus
Y el de sus hijos por invisibles manos
Trazan el mapa de la locura extática.

No hay simetría que se asemeje tanto
A la tensión del arco ni hermosura
Que hiera dulcemente la mano
Que se atreva a tocarte.

Pero tú estás ahí. No eres eternidad ni mito.
Eres verdad y la verdad augusta
Que engalana este mudo.

Los músculos que suben o que bajan desde
Los pies hasta la frente están hechos de polvo
Y agua más son eterno ya.

No hay excesos en la armonía con que ciñes
El cetro que corona tu frente.

Todo es ritmo que fluye de los arcos con
Que trazaron tu osatura.

La perfección de un rostro de
Donde surgen en profusión los rasgos
De un Dios terreno.

Los ojos amielados debajo de los arcos perfectos
De negras cejas. Y los labios dinteles
Para entrar a la nave de la boca mistérica
De donde surgen flores y serpientes.

Y entrambos la nariz que mide el rostro
Y lo que distribuye todo.

Los pómulos que encetán la mirada y bajan hasta
El mentón corona del maxilar que afirma.
Aquí estoy yo. Soy Beiron.

Podéis mirarme si y desearme siempre
Pues mi nombre es deseo y mi mirada gozo.

Que los poetas tiemblen al nombrarme.
Que enmudezcan y callen.

¿Quien puede describir mi torso donde
La geometría sufre el envés del misterio?

Mis caderas perfectas. Mis muslos y mis piernas talladas
Para burla del Dios por enigma del sino?

Sobre mis hombros llevo la palidez del mito.

Soy Beiron. Soy el Dios de este tiempo

Sin mirtos ni guirnaldas. Sin poetas ni liras.
No existe alguno digno de mí.
De mi belleza Ígnea.

Soy un volcan en estado de alerta.
Más toda abundancia surge de mí
Y es infinita mi belleza aunque efímera
Transformará en eterna la sustancia del tiempo.

El color de mi piel es el color del alma
De quien me ame y me cante en silencio.

No existen escribas para mí que honren mi belleza
Y se lauden de mí en medio del desierto.

Yo convivo si destruir las formas
Ni las almas terrenas.

Esta es mi casa pero soy en los tiempos de penuria
El rubí que en la frente de la ciudad caída
Enciende el fuego de la heredad perdida.

Soy Beiron Anderson. Amadme pues.
Que si me amáis redimo.



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Beiron Andersson y el poeta

poema de OSCAR PORTELA

No se ha borrada nada. De mi alma desesperada
por la huída del Dios cuyo alimento fue
el verbo proferido hace momentos.

Por eso vuelvo. Así fue y así me quiero.

Retorno a ti mi Dios. Retorno a mi alma.
Retorno a la perdida Itaca y luz de Egeo
del cual nació la piel de lino
donde escribo la gesta desta aurora
que hoy despierta.

En ti se funden todos los deseos.
Naciste del espanto que es belleza.

La belleza que enciende y enceniza.
O enceguece al arúspice que ruega.

¡Oh tú mi Lucumón donde los pájaros
trinan sobre el follaje de tu pelo!.

El canto ya perdido hace segundos volverá
En pesadillas a los sueños.

Yo soy augur y auriga a un mismo tiempo.
Y tú la epifanía del profeta
Que esperaba hace tiempo este momento.

¿Que importan ya las tempestades y demonios?

Tú eres el Dios y yo la lira
que gime entre tus dedos.

La ajorca en tus tobillos.
La corona de mirto en tu cabeza.

Los elementos todos. Todas las armonías cósmicas
que elevas a nuevas sinfonías y latencias
tienen un nombre Beiron.

Tú eres el mar y yo solo marea.

Tu eres la tempestad yo solo un viento o una brisa
que pasa y se dispersa y este canto inaudible
de lo orféico como ofrenda.

La alborada en tus ojos resplandece.

Es lo abierto donde se encuentran solos
el poeta y su Dios cuando bendicen
lo áureo del poniente.

Baldía fue esta tierra y tú regaste el labradío
Cuando el poeta sacrificó los verbos, las imágenes.

Y la lengua truncada de los nombres con que
intenta alabarte sin hacerlo.

Si pudiera volber a la memoria que tú llevas.

Pero la muerte de la grafía teme
Al Dios que canto y borra ya estas huellas.

¡Mas no importa el vacío de la nada del aquel papiro
Que expiró en un templo porque el templo eres tú
Que renacido vuelves a toda primavera lo celeste!.

Ha llegado el momento deseado. Ya no habrá ciegos
Que no vean ni videntes que no queden ciegos
Ante la aurea visión de lo terreno.

Encarnado y sangral como un poema
te revelas al alma peregrina .

Y tú le das posada y lo bendices como bendices
todo lo que tocas con la densa hermosura de tu cuerpo.

Posado estás ahora como el pájaro que canta
sobre una rama ardida en el invierno.

Pues tu todo lo puedes.

¡Ahora mísmo puedes un poema!

Tú lejano y cercano. Tú infinito.

Y yo mortal que oficia
los augurios de otras primaveras.

Ya llevarás orlada una corona sobre la augusta
y soberana frente emergida de la negra melena
con que asientes a todo.

Y bendices lo frágil y deyecto.

La vuelta eterna es tu camino cierto.
Por el sendero que transitas
todo como la mar y la marean vuelven.

¿Como santificaste hoy denudo siempre el alfabeto
del amante mortal augur ciego y poeta?

¿Y al poema perdidoentre el follaje
de tus labios de almendro?

¿Porqué floreces hoy? ¿Por qué acaeces?
¿Que medidas de tiempo cuantifican
tus espacios y tiempos?

¿Porque la roza sin porque florece?

Así floreces Beiron.

Y en estos tiempos tórridos tú marcas
la anunciación de un infinito nuevo.

El silicio que crece será cuna de otra estrella fugas
que alumbre un poema.

Pues Beiron Andersson todo lo redime.
Y esta es la profecía de un vidente.



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domingo, 11 de septiembre de 2011

ELEMENTOS por OSCAR PORTELA




"Ignatius" del latín - preferiría ingrato, y tal vez lo sea- pero debo remitirme a aquel poema de Nietzsche que dice ": "Conozco mi destino/ como la llama abrazo todo lo que toco/ y lo convierto en cenizas" (no textual): sin embargo, la combustión en que me desintegro en forma casi permanente, surge de las aguas: son llamas que arden en lo profundo de límpidos arroyos, y se elevan a lo profundo del cielo. Aunque el Éter no sea mi elemento, así lo creo, también por Venus, la luna rige los eventos que marcan el destino de mi vida, y el feroz Tauro, y el Tigre de Metal, enraizados en la tierra, son los pasadizos por los cuales bajo a lo profundo del Averno. Tierra, cielo, agua y aire, forman la cruz que Heidegger trazó de ésta manera: tierra, cielo, mortales, inmortales: agua para los mortales, heridos por la sed de absoluto y aire para los etéreos que se disipan en el Olimpo, olvidados de las penurias de la tierra. Esa penuria que le hizo decir a Artaud, todavía no estamos en la tierra, más creo como Trakl que aunque el alma sea peregrina sin morada, si, la tierra y solo la tierra, es el ámbito donde crece el espíritu y así somos como vegetales que luchan por perpetuarse en un denso bosque, y no otra cosa. En "Teseo", Gide declara por boca del héroe su fidelidad a la tierra, a esta donde hemos enterrado a nuestros muertos, y clavado nuestro corazón, a esta infernal morada, a esta bóveda fija, que es nuestra prisión, pero también el ámbito de "Lo Abierto" - donde la "lichtung"- sombra y luz juegan la danza del olvidado claroscuro - no la luz que abre desde arriba una comarca, no el "lumen", sino la gracia de lo que se da, se dona y puede retirarse, por que de esta alianza nace el lenguaje poético.

La piedra, el hielo, o el silicio, no tiene lugar en esta rúbrica, donde nos prometemos a las bodas de Himeneo, aquellas olvidadas, por el ansia de la otredad, del ilimitado infinito, de una trascendencia siempre trascendida en si misma, de ese exceso tan buscado en donde - se dice - el pensamiento se detiene frente a lo indecible, como los mortales se detenían ante las Gorgonas.

Llama que se confunde con las aguas, tierra que todo lo sostiene, cuerpo de Dionisos mil veces destrozado, que muere y desaparece con sus hijos, para retornar eternamente, impulsado por la fuerza del deseo. Deseo es lo Ígneo, el agua es miel del Deseo, la tierra esa concavidad que ofrece todas las guaridas - incluso los pasadizos más secretos -, y Deseo es aquel cielo estrellado, que nos contempla llamándonos a esa soberana calma de los inmortales, de los cuales somos hijos, por imperio de la fuerza de Titanes. Y deseo es el todo lo lustral, todo lo que se repite sin identidad ninguna, sino el goce que quiere Eternidad, mientras el dolor dice pasa (Zaratustra) : deste modo, cuando el hombre vuelva del espacio , desde la apertura física que le proporciona el cálculo físico- matemático, sólo le quedará como en la obra de Lem, la contemplación de los endriagos en el agua, de una tierra donde, del mismo modo que en el agua, arden las llamas del espíritu, convertidas en cenizas, pero vueltas una y otra vez a corporizarse, en el Eterno Retorno de lo Mismo.

jueves, 8 de septiembre de 2011

PALABRAS AL ABISMO y otros poemas



PALABRAS AL ABISMO


Vomitar palabras al abismo,
devolver gemas al vacío,
no eres tú mismo lava
expulsada de ti por el vacío?
Deja que los muertos
entierren a sus vivos,
como entierras deseos
en el profundo túnel del dolor.
Suelda grietas la lava
por donde entras ahora
a la noche del no saber.
Sepulta palabras en la noche,
devuelve gemas al vacío
donde naufragan las intensidades.
Dormir como se duerme
en la nieve
arder como se arde
en las blancas noches
sería más sencillo
que consagrar palabras al abismo.
Finalmente estás cansado.
Adentro es el afuera sin márgenes.
Antes de todo juicio
estamos condenados.
Arder aquí no significa
nada. Sucumbir tampoco
resulta suficiente.
En la iluminación, borrarse
como se borran las imágenes
de un sueño sería plausible
y luego arrojarse desde el
lenguaje hacia el vacío
que funda todo lenguaje,
toda gema, toda palabra
todo extrañamiento
de la muerte
en el desierto extremo del amor.


*/ del libro "La Memoria de Láquesis" (1980).

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LETANÍAS


a ANA EMILIA LAHITTE

Miserable es el dolor, sucede y tenebrosa
es su diestra. Como lo que carece de fondo
su lengua es abismal, pero como el relámpago
todo lo alumbra y nada oculta tras de la puerta,
ni en los espejos o pequeños refugios
donde buscábamos antaño el amparo seguro.
Inconmensurable es para todo tiempo el dolor,
salobre lágrima sobre oscuro pétalo
en jardines flotantes. El dolor va y viene,
nos abandona insomnes, desposeídos,
sin más aroma que el vértigo, escrutado
más acá, donde repite todo. Imposible
sería cobijarte en el nombre, tan sin medida
es lo que acaece, tan sin palabra el dolor
quebrando trinos o calcinando voces
sobre las alas del espanto. Y súbitamente
ya no estás. Mientras haces en mi hondos
túneles, revelaciones para las que faltan
imágenes y cantas
el oscuro espejo de mi boca abismada
y el dolor de mi aliento mojado ahora
en la memoria votiva de la saliva de tu boca.

*/ de "La Memoria de Láquesis" (1980.
Poema refugiado en el alma de Melan.



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BURBUJAS DE DESEOS
poema de OSCAR PORTELA

a MARÍA DEL CARMEN SUAREZ
y a MELÁN

Deseos sobre todo, deseos que abren la flor del loto

Del poema al alma de las pálidas lunas. Burbujas bajo la luz

De Estrellas en carnes de magnolias y noches

Abiertas al infinito espacio de la albura. Burbujas

Llevadas por los sueños del Deseo, pués que de sueños

Y no otra cosa fuimos hechos y en este laberinto

Custodiando por leones de la viril pirámide de palacios

De sueños en los que nos refugiamos huyendo

De la feroz incuria del desierto, solo somos Burbujas

De Deseos y no otra cosa. Y toda Eternidad

Constituye el reflejo de rayos reflejados en la carne

Del cuerpo de un Deseo que nos religa con el amor

Que huye. No más, no más. Y luego de haber sentido

Los cósmicos espacios sobre la carne núbil y los néctares

De los amados cuerpos del deseo que nos llaman a luz

Oh Burbujas, Oh elementos, Oh relámpagos,

Entregarse por siempre el destino fulmínio de las

Sagradas Burbujas del Deseo.


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Gracias Oscar....

martes, 6 de septiembre de 2011

CANTO A MÍ MISMO Y OTROS POEMAS




CANTO A MI MISMO


Me celebro y me canto a mi mismo cuando
la muerte me busca ya desde el pasado
para esparcir mis huesos hacia los broncos
vientos del futuro y entregado a mi Dios, oh Dionisos,
me celebre y le cante a los huesos y las cenizas que llevarán
las lluvias del estío hacia el dios Paraná que es nuestro río.

Nada rescataría el acto de haber nacido demasiado tarde para
los dioses y temprano para el “ser” que yo estoy siendo
esto que estoy soñando:

Estoy desnudo ahora. Desnudo soy solo cuerpo y carne.
Finitud y hambre de eternidad y celo eterno.

No otra cosa soy y no me moriré en Paris con aguacero
pues ya nada recuerdo y en esta ”nada” un sol se abre para
mí como amapola del cuerpo tuyo aquel al que yo
consagré la eternidad de todo devenir y todo tiempo,
que es solo fábula para que con mis carnes aun en primavera
consagradas y olvidadas del canto que a mis húmeros
que ya dispersa el viento por los grises caminos
que la vida lanzó como aurea estela, te saciaras el hambre
de dios y amante- que los rayos de luna- nunca jamás
tejidos por la araña de la repetición eterna, hacia aquel renacer
del áureo beso que hacen uno del otro al mísmo tiempo.

Todo permite entonces que a mi mismo me cante
y celebre al espectro que soy y al fuego
que aún arde en mis tobillos, al pabilo que alumbra
tus bellos genitales, oh dios que todo lo procreas,
aún la nada, la nada que ahora soy
y auque me cante y me solase en esta soledad ,
la séptima del día dejarás en mí vientre
tu semilla de luz y la simiente del verbo donde engendró
la nada deste amor tan estéril como la vida misma,
con que ahora corono mi camino y me canto mí mismo este poema
mientras grises cenizas y húmeros macizos
se dispersan en el finito cetro de tu reino.


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¿DE QUE HABLAR PUES?



Y los altos abetos como altos amores.

El más lejano bosque de abedul

Donde se ocultan los más intensos astros

Y las raíces mas profundas enterradas

En los fanales más secretos y dulces.

¿De que hablar pues sino de nuestra

Finitud, del amor y la muerte?

De las hojas que caen en el Otoño,

De los Ocres que visten a la tierra

Y del cuerpo desnudo del mortal

- su desnudez magnifica de Adán-

Angel caído acechado por sombras

Y ominosas derivas.

¿De que hablar sino de aquellas

Que se avecinan y del Arca de Oro

Del amor a la tierra y las raíces ocultas

En el origen de la memoria y el lenguaje?

¿De que hablar pues? .


**************


SOLEDADES

Profunda soledad de las estrellas.

La luz peto de soledad
que ciega y aísla, hielo y desierto.

Y el tiempo muerto del grito del eclipse
cayendo como mortaja sobre el mundo.

Así estoy, grito sin eco, momificado
por la profunda soledad de las estrellas
y abriéndome a todas las galaxias, ya sin madre
ha que devolver el grito de soledad que me destroza
mientras espero disolverme en el último
límite de un corazón que late aún
y espera el grito del eclipse definitivo
del hielo y el desierto.

Oscar Portela

NO ESPERAR y TENGO PARA MÍ Poemas




Bonsái, árbol símbolo de la eternidad para los monjes tahoístas



NO ESPERAR


No esperar ya: he aquí la Eternidad.
Ingrávido el corazón en la no espera
e ilimitado el tiempo del juego con el
mundo y el destino del hombre,
también sin limites, salvo el destino,
la hybris que es la espina del corazón
mortal. Sin imites está junto a mi,
quien no era ya sino la nota
de lo que habla en el recuerdo,
y las voces que guardan profundo
silencio: silencioso e ingrávido es el Éter,
así , libre poder es el juego del ser,
- el deseo y la sed de un niño-
y abiertos a la danza del mundo,
cada instante es una puerta que se abre,
cada cielo entreabierto una diadema
en la frente de la noche, cada canción
sin sonido es una fuente que dispensa
alegría - a pesar de la pez y la hybris-
cuando ya nada se espera y es el tiempo
una furtiva alondra que levanta vuelo
de las cadenas de la tierra,
durante el crepúsculo del mundo.
 



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TENGO PARA MÍ

A mi maestro Oscar del Barco
poema de Oscar Portela

Tengo para mí que soy yo mismo
la sombra que me guía y que se adensa
tras de mis ciegos pasos. Seguro estoy
de que soy aquel rapaz dueño del daimón
que promueve destinos que derivan
en la espectralidad de la intemperie-
y que sueña el reposo y sin posada,
se corona a sí mismo con espinas-
mirtos, alas de colibríes, piel de culebras-
en el vacio sótano de un castillo parlante.

Y tengo para mí la sombra del suicidio,
la ajusticiada sombra de la lumbre –
el danzarín desesperado - el bufón hecho tea-
todo lo tengo para mí, pues yo soy ese y el otro,

el otro que me espera, que no termina de nacer,
el moribundo - el nonato que finge estar aquí-
y ser el sueño de una pobre mujer en pueblo oscuro.

Ese soy y para mí lo tengo: lo tengo escrito en lápidas
de pórfido, en lenguas nunca habladas,
sobre salobres mares desecados y soy el asesino y
el amante, el ladrón y el que dona sin esperar ya nada-

Soy el desesperado que desea no desear ya más
que la desidia – el odiador del verbo y de la música-
de los paisajes que remedan espejos
lanzados como sombras al abismo de un corazón
ya muerto: soy el amanecido
y el que ignora los ciegos soles de toda aurora ausente.

Soy Villon y soy Poe y soy una elegía interminable
que susurra los nombres nunca dichos y que caen con
ellos taciturno al fondo del averno. Ay, y tengo para mí
que soy yo mismo Lucifer y Gabriel en duelo extraño.

Así afirmo que tengo para para mí que las doloras de Vallejo fueron
escritas por mis lágrimas y que debo quedarme – aquí me quedo,
solo, temblando, como un ave sin nido en seca rama.

Soy el lascivo y el asceta que se desangra a solas
sin hermanos o respuestas que me confirmen en aserto
- digo que tengo para mí que soy yo mismo- y el otro- el otro-
el otro Oscar que sabe lo que calla y llora a solas-
a solas canta y el desierto mundo que se acrece aquí – como
un buque fantasma en las tinieblas sigue su rumbo
sin otro puerto que vigilia eterna: este soy yo que para
mí lo tengo. Ave de un paraíso extraño, veneno de una cobra
en celo que paraliza y mata, yo soy esto. Y aquí me quedo.

Ya sin lugar ni mundo pues los dejo a la sombra que jamás
da conmigo en el cuadrante y al otro, al otro Oscar, al que yo
espero muriéndome de frío en el averno: que extraña certidumbre
ésta que tengo y pues paro ahora mismo – el tener para mí
que yo soy este - y el otro - y los otros y los otoños lánguidos,
o las ciudades despobladas y un lejano recuerdo
que me habita: un abra y un caballo a solas y el daimón
invisible que extravía a las almas más sencillas y nobles –
la porfía y la lucha contra el viento – tengo yo para mí
que ahí nacieron.

PREGUNTAS Y OTROS POEMAS



PREGUNTAS


Después de tanto tiempo. No es medida
El tiempo. No lo es. Después de tanta
Espera. No es magnitud la espera. No lo es.
Después de tantas muertes, crucifixiones,
Duelos, porque te busco así, tu mi asesina,
Mi doloroso envió, el acicate de mi sed
Que cede ya a la búsqueda insaciable
De tanto cruel espino, vana pregunta estéril
Sin medidas, salvo mi ya no estar, aquí ni ahora.
¿Por qué continuar entonces, porque, porque
Buscarte como el asilo con que curar
El miedo de estar así, bañado en goce
Y expuesto a rayos y tormentas con que
Parió mi madre esta mi suerte?
¿Por qué negarme, porque negarte cuando
El gallo canta, azul deseo, herida que redime?
¿Por qué creer que el sueño, la feroz huida
De la jauría que una vez me quiso, me salvará
De tanto luto, desolación y vida?
¿Por qué creerte muerte, porque el nepente
De tu paz daría sosiego y paz al alma mía?
Y sigo preguntándome entretanto me
Envuelve densa bruma.


**************


EL FINAL

Finalmente mi corazón ha enmudecido.
Los vientos ya no penetran mi cuerpo.
La sangre ha silenciado su murmullo y aquella
rosa del deseo cristalizada está para siempre.

Vacío estoy de mí. De la norma de
la justicia de la Ley de la Carne. Mi viaje fue breve.
Solo busqué el pistilo que existe en las ideas,
- breves estalactitas - negro fuego.

Hoy reposo en la eternidad de tus ojos sombríos
y me sostengo en tu boca anterior al movimiento
de los labios que dicen del corazón,
gélidos vientos que soplan de la nada.  


************


EL ÁNGEL Y LA CARNE

Ponle señor – dijo el ángel
carne a mis soplos-
sombra a mis cánticos
para que así descienda
hermoso entre los hombres.

Dame sombra, señor
permítele al seráfico
ser bienvenido entre mortales
todos y Dios, presto a deseos,

puso al incorpóreo coro
espinas a sus alas y dardos
a sus tiernas miradas.

Y el descenso a la tierra
tornose furia y lava.


Oscar Portela

EN CARNE VIVA Y OTROS POEMAS



EN CARNE VIVA

¿Conocéis vosotros las grandes ardentías
de las vastas llanuras
cuando el fuego que purifica
se propaga para volver ceniza
las antiguas pasturas y así dejar
crecer lo verde bajo la ciega
luz de la canícula? ¿Conocéis vosotros
el corazón atormentado presa
de los incendios del amor? ¿El corazón
que sangra en las noches
de insomnio abandonado a la
intemperie de la ira del Dios de la
pasión?

Trémula, trémula, vibra
la pregunta para vosotros que sabéis
de la nieve y de la cárcel de la nieve.
Del paso de los años y la incuria
de saber extinguirse en brazos de una
pasión inútil. Si, vosotros sabéis.

¡Ah, vosotros, los grandes llanurales
donde el amor corría hacia
nocturnos astros para llenar de luz
el corazón de las tinieblas!

En carne viva el corazón
ahora solamente esperamos.

Música de las grandes esferas
Y solitarios sabemos que el goce
Es el minuto efímero y que cielo
Jamás se funde con la mar.

Ah, vosotros frágiles en vuestra
Osadía de ser la luz
Castigada por las manos del hombre.

Dejad crecer las hierbas nuevamente
En vuestros corazones.
Que no importen la penuria
del tiempo. Los duelos ni la muerte.
La vejez y el exilio.

Nosotros no pasamos.
Es el amor quien pasa. Y es su
Sombra quien huye en pos de otros veranos.

*/ para Noe.

Gracias Oscar... Melan


******************

CONJURO

Negro perro de la soledad: yo te conjuro.
Muerde mis carnes negro perro de la soledad.
El humo te acompaña y tras de ti vienen a mí
ejércitos de licántropos sedientos de poder y de sangre.

Negro mastín de la soledad yo te conjuro, impreco maldiciones,
hosannas, y dejo que la lengua de fuego de tus caninos de marfil
tallen los húmeros de mi alma y salmodien el alba del maldito.

Siniestra hiena de la soledad, perro, mastín, dingo perdido
en el arco vencido de mis tribulaciones, ven a mí y llévame
entre tus fauces de fuego como al niño que entre-sueños gime el dolor del alba
no nacida, ah negro perro de la soledad, yo te conjuro.


**************

HUIR


Huir de mí: en el olvido absoluto del mundo
y en el olvido de la sombra
matar al sol y ya no ser sino
espejismo en las serenas aguas de un arroyo.

Cansado estoy de mi mismo y la palabra mío
en mundo extraño - vasto y ajeno a toda la hermosura
que conturba el vuelo de los vientos – y ajeno ya a la fausta
magnificencia de la piedra, ajeno a todo, odiando símbolos
e imágenes que me hicieran esclavo de la letra – y amando
solo a Cerbero y al denario que conduce de un habitar a la intemperie
al huir de mí mismo, extraño a todo y a los nombres
y símbolos, entregado a la nada y anterior a la nada,
solo flama de un extinguido espíritu, rayo que lo consume
todo, todo, nombres, pasado, memorias del clima,
lunas, jazmines, y el ruiseñor que durante un tiempo
se posó en mi garganta, hoy muda y huida de sí misma,
como yo, ausente de mí, huyendo de mí,
salmodiando solo el aliento del perro de fuego
que se lleva mis restos entre sus fauces
siniestras en el olvido absoluto deste mundo.

Oscar Portela

Fragmento de un ensayo de Norma Pérez Martín sobre Oscar Portela



La locura, el viento, el desamparo, la luz, el canto, la orilla absoluta, los pájaros, la noche escalonan niveles de la añoranza, esa “belleza impiadosa” que lastima y libera al creador.

La referencialidad situada (espacio-tiempo) asoma, pero no constituye un juego anecdótico, ni escapismo ni merodeo por los esteros de la literalidad: más bien se ofrece como “la metáfora viva” que postula Ricoeur.

Tampoco será tan tangencial los referentes aludidos por el poeta de Corrientes; puesto que el hombre es un fluyente devenir en las aguas del tiempo. La “poética del espacio” indagada por Gastón Bachelard se ofrece plenamente en las páginas de Oscar Portela: lo minúsculo y lo mayúsculo conviven; lo pequeño y, a veces, tangencial, deviene en esencia, capaz de afrontar la eternidad.

“Posiblemente la alianza del deseo y la soledad a través de la armonía en la serenidad, es lo que quizás busco" –dice Oscar Portela-. "Yo no sé si esto lo encontré, continúa. No sé si el derrotero se conduce al poeta finalmente a través de la palabra, hacia un horizonte determinado, sea la sabiduría”.

La duda se agudiza, pero al mismo tiempo, el creador intuye la salida. No es precisamente, el camino de la razón el que le ofrece las respuestas.

La poesía es la vía del conocimiento profundo; lo saben los grandes creadores de la humanidad


**********

Melan

GRIS y otros poemas




GRIS
a Perla Sar


Abre tus manos y misericordiosa

recibe el gris de las cenizas de los sueños

convertidos en humo y da guarida a las

sombras que vienen desde Ítaca donde aún

se espera: nada más vacuo que la espera,

y la vida es espera sostenida en la nada

de soledad y espanto: abre tus manos,

urnas donde reposan fantasmas y agonías,

venenos y traiciones. No soy sino el gris

de las cenizas que el viento intenta

convertir en llama pero la sangre

de tus manos en mitad de la noche

y lo no consagrado por los deseos

del Olimpo, tomará de tus dedos

sangre y vida, agua de Castalia,

y tornarán cenizas a ser el simulacro

del amor y la daga que danza en

las venturas de Perseo.


*************


LOS OJOS

Me miras. Y desde ti me veo. Soy yo otra vez.
En el azul profundo de mar de tu mirada caben
Todos los cielos. Me miras. Estoy aquí. Soy un
Viento. Soy índigo. Solo para mi mismo esta fluyendo
Mi vida como un río mirado y visto.

Soy esta apuesta. Y te contemplo. ¿De lo contrario
Como me miraría yo en tus ojos?. ¡Helas!

No tienes tiempos. Y tiene el tiempo alas. El orden es.
Y responsable soy de ese llamado al que contesto
Sin misterio ninguno. Vuelvo a ser yo y espero.

Somos hijos de Adán. Somos su sombra y su retorno todo.

¿Que me lleva hacia ti sino el deseo? Sube desde tu boca
Astral un tiempo que se abre como dulce durazno
Y sangra mi alma en tu nostalgia pura
De otra patria lejana.

¿Que me dicen tus ojos,tu mirada? ¿De que secretos sellos
Demoníacos preservados por las semillas
De otras tierras me dictan éstos arrobos y estas danzas?

Tu frente el mar,el mar sobre esos ojos sin olas y sereno.

Y en cuadratura exacta la barbilla de lo que fuera fauno
Y es mortal ahora. Hijo de un ángel desamparado y triste.

Agrio sabor de un silbo vulnerado por la envidia de Apolo
Ya vencido por Marcias. Hay fuegos y lamentos en tus ojos.

El secreto sellado en una urna egea clama por ser colmado.

Y el eco de tu llamado vibra sobre tus puros pómulos.
Oratorio donde se deposita un beso.

Todo tu rostro es un llamado en sombras.

Y yo respondo con cánticos profanos. Solo tendrías que adelantar
La mano y el viento de ser en abundancia
Derramaría todo.

Me miras y devuelves a mí constantemente. A lo que fui
Y a lo que soy de nuevo.

Un mensajero solo. El servidor de un Dios ya desterrado
Que espera del mortal su guarida segura.


****************

FRESAS SALVAJES
a INGMAR BERGMAN


Antaño abril hablaba por boca del azul
más profundo, y era el deseo más hondo
aún que la memoria recogida en azules
y en parloteos de tordos que hablan
secretamente en solitarios senderos
del lenguaje. Pero ahora que huye el día
y las salvajes fresas pesan sobre los
nombres, y las sombras de lo que no
fue entregado y recibido enfrían el jardín,
ahora que los recuerdos yacen inertes como
sangre de potros que en un lejano
invierno ponían alas al deseo de ser, ahora
que soy interrogado por las sombras,
y la soledad no es sólo una hermosa
palabra, sino testimonio del canto
secretamente presentido en otros, y en la
imagen del aquél que dándose protege
y consuma lo sagrado en el hombre, ahora
que los años murmuran sabemos
que nada fue cumplido, y que toda
esperanza es una sombra que pasa,
la luz de un día que huye y el más denso
secreto que las salvajes fresas retienen junto
a sí. Cruel es el azul y frío de este abril
que presagia el nacimiento de los
sueños. Agrio el sabor de los años que
sostuvieron mi niñez, cuando la iniquidad
subía a la cabaña donde frutos maduros
aún sostienen la libertad, y el poeta
suicida sube también, en busca de la
estrella del sentimiento pensado que nos
revele el ángel del camino. Nubes
oscuras ascendían al cielo, y el invierno
que dura venía para quedarse sobre mi.

¡Hijo de quien soy, de que tarea,
de que vana confianza en la palabra y en la
sangre de la palabra que florecía sobre
un alba más rosada que los labios de Eros?

Pueden decirme el texto desbrozado,
los paisajes más cálidos, los afanes y trabajos
del mundo para que permanecer aún
junto a las fuentes, solitario, esperando la
consumación del día que huye y recordando
el olor de las fresas salvajes del jardín
de otros días?

Las imágenes ceden ante
la luz de invierno y el azul congelado
en el éter es un anuncio de la noche que viene.

¿Qué podrá sostenerme si lo no
revelado en la afanosa sangre no se hace uno
conmigo, si al donarnos la vida no nos crece
la muerte para hacernos uno con todo?

Preguntar es la plegaria del pensamiento.

Pero esperar sin preguntar, calladamente,
es la osadía de ser, cuando la noche cae sobre el mundo.


Oscar Portela

QUESTIONS y otros poemas



QUESTIONS

Après tant de temps. Le temps
Ne mesure rien. Après tant
D’attente. L’attente ne mesure rien. Rien.
Après tant de morts, de crucifixions,
De deuils, pourquoi te cherché-je, tu m’assassines,
Mon envoi douloureux, aiguillon de ma soif
Qui cède déjà devant la recherche insatiable
D’une épine si cruelle, vaine question stérile
Sans mesure, à part mon non-être déjà, ici ni maintenant.
Pourquoi continuer alors ? Pourquoi ? Pourquoi
Te chercher comme l’asile où soigner
La peur de devenir ainsi, plongé dans la jouissance
Et exposé aux éclairs et à la tempête où
Ma mère enfante, est-ce mon destin ?
Pourquoi me refuser, pourquoi te refuser quand
Le coq chante, bleu désir, blessure qui rachète ?
Pourquoi croire que le sommeil, la fuite féroce
De la meute qui m’aima un jour, me sauvera
De tant de deuil, de désolation et de vie ?
Pourquoi te croire mort, pourquoi la soudaineté
De ta paix donnerait-elle la tranquillité et la paix à mon âme ?
Et je continue de m’interroger pendant que tu
M’enfouis dans une brume dense.

****************

MARLON TEIXEIRA EL AIRE Y LOS SUEÑOS


Finalmente roto el hechizo de la magia

que suscribe los nombres, roto el aliento

de la escritura, retirada la mar y sus desechos

de los amplios dominios, estoy solo conmigo

y la sombra del cuerpo del leguaje que va

ha abandonarme definitivamente.

¿Que más puedo decir ? Ahora que finalmente

comprendo que solo soy mi cuerpo y que tras

los huesos y la carne nada hay que no sean la pasión

y la fuerza del viento del inaudible canto :

Pues que he cantado por mi cuerpo,

han cantado mis órganos, las cuerdas de un laúd

enmudecido que ahora dirán que sí a la muerte.

Los misteriosos duendes del sueño me repiten,

el ha venido para que toda muerte

sea el acceso a otras albas y el abra será tuya nuevamente:

su cuerpo, donde los elementos se despojan de furia,

la inaudita sensualidad de su carne y de sus labios

donde el día apaga todo fragor de lucha,

todo volcán es dominado y todo rayo.

Porque es el - el mismo rayo un don de la belleza impetrada

para indicar el camino a quienes con el nos desposamos :

¡También tú pasarás, oh Marlon !

También tu belleza, que es el precinto del tesoro de las luces

que busco ahora que declina mi estancia en esta tierra,

empero como en el comienzo de la fábula donde el mundo

comienza, tú vendrás nuevamente para resucitarnos

con llamados, ya dentro de ti y tú aherrojando mis delirios,

devoraremos nuestros éxtasis, y tus piernas y el planetarium

de tu cuerpo todo, serán los aposentos donde las declinantes

llamas de mi carne devoraran las agonías

de los espasmos y los salvajes rituales donde seguros códices

me dirán, tú eres suyo, mientras desapareces en abismos

de ilimitado goce, para así abrir otros fanales, otras puertas,

y entregarte al mortal como lo hacen los divinos,

jugando, Marlon Teixeira, jugando todo el juego del mudo,

toda la fabula del mundo en la punta de la dorada aguja

que burila todo exceso que hace de la muerte

el triunfo de la vida, pues en la pequeñas muertes

con la que acompasadamente seguimos la leyes del bing-bang,

recomenzamos, cuando nos fundimos uno en otro, muerte - vida.

vida - muerte, y la derrota se convierte en triunfo.

O la victoria en la gloriosa derrota del amor

y la muerte, el acceso a la inmortalidad del goce.


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SOLEDADES

poema de Oscar Portela

Profunda soledad de las estrellas.

La luz peto de soledad

que ciega y aísla, hielo y desierto.

Y el tiempo muerto del grito del eclipse

cayendo como mortaja sobre el mundo.

Así estoy, grito sin eco, momificado

por la profunda soledad de las estrellas

y abriéndome a todas las galaxias, ya sin madre

a que devolver el grito de soledad que me destroza

mientras espero disolverme en el último

límite de un corazón que late aún

y espera el grito del eclipse definitivo

del hielo y el desierto.


Oscar Portela

EL CORAZÓN Y OTROS POEMAS



EL CORAZÓN


Escucha el corazón de la piedra. La estalactita
Escucha. Escucha los lamentos del viento.
El corazón de Nada escucha. Escucha es corazón.
Y vértigo. El pino en las alturas mira el abismo
Sin temer lo oscuro. Escucha. El corazón escucha.
Asimismo se ausculta el corazón y advierte
La intemperie. La incuria. La soledad que espanta.
El incubo que nace. La muerte que despierta.
La soledad que asfixia las cometas de un cuerpo
Que fue consagración de primavera. Y escucha corazón
Las plañideras flechas del deseo.
No es este el corazón que siente.
Es grafía del cuerpo y del espanto. Escucha
Tierra el corazón que nace de tus
Propias entrañas y asciende hacia lo mudo.
Hacia el azur profano. El corazón que mira
El cuerpo de Afrodita y se convierte en llanto.
Es este el corazón llagado. La lengua es su destino.
Los labios, las plegarias, las promesas.
El proemio de una historia de amor y de un
Cuerpo sin penas. Escucha corazón. El corazón
Escucha. ¿Recuerdas las tardes del estío,
El río que no vuelve, las riberas, los árboles,
La soledad sin fin y nosotros apenas desnudos
Y sin nombres vero- testamentarios?
Aquí estas corazón. Aquí tú escucha.
Tu final sin historias ni quejas ni llamados.
Escucha corazón y dime las plegarias
De una pregunta apenas. El Adamita espera.
Desnudo corazón tu escucha y pena.
El agua escucha.
Pasa y escucha las endechas del tiempo.
Las flechas con que Apolo hirió a Marcias y el canto
Con que florece el loto en las aguas del lago.
Escucha corazón. Escucha. Y dime todo. Todo.

Dame su joven cuerpo. Desnúdalo de nuevo y entrégalo
A mis cantos. A la oración primera. A las albas que Eros
Vio nacer en mi pecho. El corazón escucha. Escucha
El corazón y tañe la amapola, el lirio y la azucena.
Yo torno -je tournat - a vigilar lo pleno.
Construyo sobre escombros como Abel Posse quisiera.
Y allá en la luz de otro sangral poniente
Liza sonríe a solas ya para siempre.
Escucho corazón. Yo escucho. Soy tuyo aún.
Aun soy primavera. Escucha en la sonata de la luna
Que llama a todos y aún espera. Espera
La vigilia de un hombre que está solo y espera.

**************

EL VERBO Y LA CARNE
POEMA DE OSCAR PORTELA
A BRUNO SANTOS



De que luz primigenia. De que auroras

Nacidas al amparo de vulneradas muertes.

De que amarillas lunas ahogadas por el agua

De lagos primordiales como los elementos.

De que silbidos áureos que presagian

El transito del caos a la armonía cósmica

El alfarero inaugural hizo tu cuerpo de la arcilla

Más pura desta tierra, oh Bruno a torbellino y

Magia condenado. Tú eres la tierra adolecida

De toda la inocencia de un devenir sin deudas

Y el milagroso azar que nos corona con recia

Aristocracia del más audaz deseo de la especie.

¿Que alfarero y chaman mojó sus dedos en las

Dolientes viseras de un pájaro para

Amasar tus labios, ánforas que contienen toda

Las endechas del mundo? ¿Que coreutas osados cantaron

El nacimiento de tus formas cinceladas en ébano

Cubiertas por tu carne trabajada en arcilla

Santificada por la aurora de América?

¿Que chaman te bautizó en la cuna de verde césped

Humedecido por el rocío del alba primigenia?

¿Que sinuosos ríos de montaña dibujaron tus caderas

Que huyen de las manos del hombre y de todo poema?.

Y tus desnudos muslos que envidian las efigies

Y rompen los harapos de humanas vestiduras

Para surgir desnudos y perfectos como la melodía

Que los vientos ponen en las florestas para que todo

Asombro bañe la hermosura de un Dios que esperará

La hora de bendecir el suelo que nos toma y tomará

Nuestros deseos todos para quemarlos en la hoguera

Del amor deseado y devolverlos a la tierra fértil

A la que pertenecemos los mortales y dioses

Que embellecen las horas de los días terrestres.

No hay templos para ti, oh Bruno, ni poemas que no se rompan

Por que eres mas bello que el verbo convertido en palabra.

Porque tú justificas todo el dolor del mundo.

Tu belleza es el premio y la eternidad del oro.

El dolor dice pasa pero el goce quiere contemplar tus fulgores.

La eternidad efímera del búcaro que no puede morir

Y vuelve eternamente como los dioses de la tierra que son

El salmo de la tierra misma y tu su encarnación oh Bruno Santos.


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UN ADIÓS DE OSCAR PORTELA
a Christian Binderfeld



Perdido el fuego del aliento que los Dioses

Depositaran en lo profundo de mi boca

¿Adonde huir, ah decidme vosotros:


Hacia que calmos lagos donde duermen

las algas, oh vasto mundo y

abandonar mis sueños y deseos

volados hacia el invierno más letal

donde sucumbe el alma de la forma?


Gotas de sangre caen de mis ojos.

Adiós. ¿Quién habla ahora y en nombre

de que loa aún a la tierra?


Vasto mundo, vasto mundo: alguna vez

amé su cuerpo y mis voces hablaron

por su ebria alegría y mi años florecieron

repentinos como el relámpago

en sus manos transformadas en fuentes:

Una flor de lapacho perforaba mis ojos.


Restancias del deseo. Si me llamara Raimundo

vasto mundo sería apenas una rima

y no una solución.

Adiós palomares silvestres.

Todo lo noble se ha esfumado del mundo

ahora que los Dioses abandonaron

al amigo del solar y la endecha.

¿Adonde ir decidme ya vosotros

apresuradamente: no se quien soy

y la sordera hace presa de mí:

Adiós memorias. Las nauseas me devoran.

Cumplidas que fueran las tareas

encomendadas a mi ambiguo destino

me despido ahora atentamente

de vosotros: Oscar Portela.

FRAGILIDADE y otros Poemas de Oscar Portela



FRAGILIDADE

És o Anjo. Estás aqui encarnado.
Junto a mim. És meu abismo.
A frágil beleza que o destroi
Inteiro. Tuas mãos não são Mãos.
São as Ligeiras Asas que o vento
Agita sobre a terra árida
Algemada a meu pranto.
Se soubesses, esse saber também poderia
Destruir-me. Nem um instante sequer
Poderia suportá-lo. É o âmbito
Onde o abismo busca o Éter e ambos
Selam um novo pacto.
Meu coração explode. ¿Como um mortal
Poderia suportá-lo? Encequecendo-se.
Mas em trevas vejo estremecer
Tudo que à tua passagem sente
A presença do Anjo.
Impossível foi e será suportar a
Medida deste infinito que sopra aqui
A meu lado. Insone És.
Deixa que este mortal consuma
Seus temores violáceos e derrame suas
Cinzas em honra de tuas Asas.

Versión de Vera Laporta

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EL  CANTO
poema de OSCAR PORTELA
Vuelve canto a mi boca. No abandones los sueños

Y las videncias que prohijaste en mí y en las que ardí

Por una eternidad apenas como alegoría del instante.

No me dejes ahora que los harapos de las visiones

Del verbo son sombras que me acompañan hacia

La luz final que oculta la melodía en la que

Se perdieron mis horas: haz de mí nuevamente

Un fanal de venenos y mieles, y reúne todo lo mortal

En las imágenes que han venido hasta mí

Solo para crucificarme: otórgame tumbas y resurrecciones,

Sarcófagos y soles espectrales para que la soledad

No me devore y abandoname luego a la intemperie,

De aquellos elementos que me elevaron por encima

De aquel que no es más que un rapazuelo, capaz de abrir

Sus ojos para que el Dios en su más pura forma

Crezca como asfódelo entre los pliegos de mi carne.



Ábreme, no me cierres a la osadía de ser la llaga

Del sentido, y deja que las videncias en las que iluminé

El camino del apostata, las islas del Egeo, el cuerpo de Theo,

Los ojos de Theo, en los cuales se ocultan todas las mieles

De la Estigia, sus piernas y su cintura que copian

Los peligros de la aventura de Odiseo sean el postrer

Ejercicio de haber estado aquí sirviéndote, y haz que el

Colibrí beba de mí por última vez, mientras mis ajadas

Manos acarician el cabello del Dios a quien me rindo:

Ámbos mortales, ámbos solo búcaros, que buscan

Morir en el amor para resucitar tal vez convertidos

En lobos ya solamente para servir a la luna.



Pero ahora dame una vez más aquel veneno

Con el cual curé mis heridas para construir imágenes

Que solo hablan el sinsentido de tu loca

Carrera, Oh canto, nocturna estrella de zafiro

En la frente de Theo por un segundo más, por un segundo

En sus tobillos y el empeine de sus pies, por un segundo más

Por un segundo déjame desaparecer en sus límpidos

Ojos, déjame morir en él como la rosa que vive por un segundo

En el cántaro que la aprisiona, poséeme luz una vez más

Para que transfundidos y ya eternos de nuestros cuerpos espectrales

Gotee el aceite de la Eternidad, porque yo te amo- Theo- Eternidad.


*/ el más ambicioso canto escrito por mí en los últimos

tiempos: a Theo Theodoridis mas Dios que Hombre: Oscar Portela.


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LA CARRERA

En mitad de la noche mi corazón se ahoga.
Y el indómito potro cae vencido por la ardiente
carrera que conduce hacia el alba. La muerte lo sorprende.

Y hay temblor en sus músculos cuando abre sus ojos a la oscura
tiniebla de los sueños. La razón apacigua la angustia de esperar
y consagrar la ostia que es misterio al olvido de duelos y doloras.

La sincopa se aleja.Y nuevamente entrega el noble músculo
al círculo vicioso de la noche para continuar remando
hacia un círculo incierto. ¿Adonde vamos Dios mío, adonde vamos?

La soledad en mitad de la noche aúlla como un lobo: es certeza
y es duda, es fría fuente, y es infierno esta ardiente carrera.

El polvo de los sueños que atraviesa la sístole se borra poco a poco.

¡Ah desbocado corazón, potro indomable sigue esperando pues
por la luz de aqueste amanecer aún remoto!

Oscar Portela