sábado, 29 de octubre de 2011

Poema dedicado a Oscar Portela y poema El final de Oscar Portela


 


A OSCAR PORTELA: Amigo, Poeta

Allí donde ha de barrer el íntimo viento las secas hojas, escribe y no te detengas, que ya no vacile tu paso hasta el próximo paso, del ríspido fondo de ti mismo arranca en agraz las hespérides uvas y sea tu canción a este mundo en su lenta o gris lejanía como un coro de pájaros. Con agrio pulso escriban ahora, poeta, tus manos para el hondo ** pozo del tiempo más amargo y por los otros que cayeron, terca y dura piedra: así sea la única marca de tu voz. Ya no sobra la vida y se yergue ante ti la ominosa torre del tiempo. Ya luego verás duplicada sombra, estrella por estrella.

(*) poema de LEJANDRO DREWES
Miniatura de Adjuntos


O FINAL
poema de OSCAR PORTELA
en Galego


Finalmente o meu corazon emmudeceo.
Os ventos xa non penetran no meu corpo.
O sangue silenciou o seu murmurio e aquela
rosa do desexo cristalizada esta para sempre`

Valeiro estou de min , da norma da
xustiza da ley da carne, o meu viaxe foi breve
Sò busquein o pistillo que esta nas miñas ideas
-breves estalactitas - negro lume

Hoxe reposo na eternidade dos teus ollos sombrìos.
E sosteñome na tùa boca arteria do movemento.
dos beizos que din do corazon
xelidos ventos que sopran da nada.


Traducción de Manuel Carracedo.

EL FINAL
poema de OSCAR PORTELA

Finalmente mi corazon ha enmudecido.
Los vientos ya no penetran en mi cuerpo.
La sangre ha silenciado su murmullo y aquella
rosa del deseo cristalizada esta para siempre

Vacio estoy de mi, de la norma de
la justicia de la ley de la carne. Mi viaje fue breve
Solo busque el pistillo que existe en las ideas
-breves estalactitas -negro humo

Hoy reposo en la eternidad de tus ojos sombrìos
y me sostengo en tu boca arteria del movimiento
de los labios que dicen del corazon
gèlidos vientos que soplan de la nada.

jueves, 6 de octubre de 2011

EL VUELO








EL VUELO a MAIKEL CASTRO

poema de OSCAR PORTELA

Entre tus muslos calidos, allí donde

las lunas pálidas dormían

calla el jilguero ahora

y los pasos que conducían

a los sueños se demoran

en busca de los jardines mustios

donde el deseo levantaba su vuelo

en búsqueda de las coronas

de mirtos y de las alas

que conducían a paraísos

donde todos los goces y los sonidos

de los vientos, las agua, y las arenas

del oro son posibles.

Levanta pues tu vuelo ya, deseo.

Espera solo el crepúsculo y

la quietud del vacío que por años

corre, se desliza : en tu lugar

vendrán los otros y la sonata

de la primavera otra vez

llegará – lo sé – en los colores

de la carne y en tus labios

fatales, Maikel Castro, obertura

de vida y muerte, de circulo vicioso,

mientras las imágenes se hacen pálidas

y ya solo busco dormir, dormir, dormir…

Levanta vuelo deseo, desde los bosques

donde reinaba el fauno,

o Pan abría luces

y la música que reinaba

en tus castos oídos llenaba

las esferas de zureos y gozos,

que marcaban el movimiento

de los astros.

Levanta ya definitivamente

el vuelo de la alondra, oh deseo

de más vida- oh mas muerte y pósate

en la frente de Maikel,

ora frente a su sombra,

pues ahora que dejarás abiertos

cielos y verás levantar

el vuelo del deseo, sabes también

que volverá en las notas

de su sangre y de su semen,

el retorno de todo, las caricias

del sol, entrelazadas manos

hundidas en lo imposible

del placer del rocío

que se irá como la sal del mar,

para que mis cenizas tornen

a tu cuerpo, Fénix de la belleza

del instante, y de la primavera

mientras el vuelo de la alondra

dice, Eros es todo y yo su esclavo

así como en crepúsculo,

ah Maikel Castro,

mañana, mediodía y noche

de una historia que se repetirá

por siempre, el vuelo del deseo

en el vacío, sumergido ya el sol

entre las aguas, como tu

semilla en el poema

de este acto de amor

en que tus órganos

hacen de mí su soplo,

su espejo y su diadema –

y de la alondra del deseo

solo un símbolo.

« */ poema dedicado a Melan. »

pseudonyme du rédacteur : Oscar Portela
mail du rédacteur : portelao@hotmail.com

*/ posteado en la RalM - Paris - y corregido en detalles que lo mejoran: bbb de OSCAR PORTELA

jueves, 22 de septiembre de 2011

POEMAS COMO ALTAS COLUMNAS DE FUEGO crítica a la obra de Oscar Portela por César Magrini



"He quedado literalmente hechizado con sus poemas. Un sortilegio sostenido, una letanía a menudo cruel, edificada ella también sobre palabras, pero en éste caso fulgurantes, interpelaciones abiertas a la magia, eslabones de una cadena mítica y terrible, en hermosísimas selvas pobladas por pájaros ominosos, por aves de lujosa pedrería vocal, por dioses inextinguibles, íntegros, fuertes.

Oscar Portela se vale de un lenguaje casi invariablemente iconográfico, como el de la antigua tapicería o de la miniaturas de destallantes códices, nominal y seguro, cargado de seducciones, de tornasoles, de formas que se tejen y se destejen en un oleaje cadencioso, rítmico, vertical.

Sueños y temores, pesadillas y rápidos e irreales gestos, cruzan una y otra vez, sugestivamente, por sus poemas. Todo está animado, para él, por hechizantes sombras ancestrales, por la evocación de lo que fue, de lo que podría ser, de lo que tal vez será. Pero nada de imprecisiones, no al menos en lo estrictamente poético.

Lo dije, su idioma llega como el río que, después de atravesada la selva y de empaparse con su sombra y con su inextinguible memoria, se abriese, ya bajo el sol, en un sortilegio de reverberos, en un contrapunto de luces ahora sí fatales, erguidas desde si mismas, irrevocables.

Poemas que brotan como flores ásperas, encandilantes, hechas de belleza y de hermosura a la vez, dos cosas, estas últimas, que suelen ser intencionalmente confundidas, pero que Oscar Portela discierne con meridianas sabiduría y claridad. Poemas que, aunque hayan nacido de ella, ahuyentan a la soledad, y como muy altas columnas de fuego, crepitando, iluminan e iluminan.

César Magrini
El Cronista, (Buenos Aires) 10/10/85

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Melan

viernes, 16 de septiembre de 2011

EL CANTO




Vuelve canto a mi boca. No abandones los sueños
Y las videncias que prohijaste en mí y en las que ardí
Por una eternidad apenas como alegoría del instante.
No me dejes ahora que los harapos de las visiones
Del verbo son sombras que me acompañan hacia
La luz final que oculta la melodía en la que
Se perdieron mis horas: haz de mí nuevamente
Un fanal de venenos y mieles, y reúne todo lo mortal
En las imágenes que han venido hasta mí
Solo para crucificarme: otórgame tumbas y resurrecciones,
Sarcófagos y soles espectrales para que la soledad
No me devore y abandoname luego a la intemperie,
De aquellos elementos que me elevaron por encima
De aquel que no es más que un rapazuelo, capaz de abrir
Sus ojos para que el Dios en su más pura forma
Crezca como asfódelo entre los pliegos de mi carne.
Ábreme, no me cierres a la osadía de ser la llaga
Del sentido, y deja que las videncias en las que iluminé
El camino del apostata, las islas del Egeo, el cuerpo de Theo,
Los ojos de Theo, en los cuales se ocultan todas las mieles
De la Estigia, sus piernas y su cintura que copian
Los peligros de la aventura de Odiseo sean el postrer
Ejercicio de haber estado aquí sirviéndote, y haz que el
Colibrí beba de mí por última vez, mientras mis ajadas
Manos acarician el cabello del Dios a quien me rindo:
Ámbos mortales, ámbos solo búcaros, que buscan
Morir en el amor para resucitar tal vez convertidos
En lobos ya solamente para servir a la luna.
Pero ahora dame una vez más aquel veneno
Con el cual curé mis heridas para construir imágenes
Que solo hablan el sinsentido de tu loca
Carrera, Oh canto, nocturna estrella de zafiro
En la frente de Theo por un segundo más, por un segundo
En sus tobillos y el empeine de sus pies, por un segundo más
Por un segundo déjame desaparecer en sus límpidos
Ojos, déjame morir en él como la rosa que vive por un segundo
En el cántaro que la aprisiona, poséeme luz una vez más
Para que transfundidos y ya eternos de nuestros cuerpos espectrales
Goteé el aceite de la Eternidad, porque yo te amo- Theo- Eternidad.

- el poema mío que mas quiero entre cientos y cientos - OSCAR PORTELA


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Melan

miércoles, 14 de septiembre de 2011

BEIRON O LA REDENCIÓN, BEIRON ANDERSSON Y EL POETA





BEIRON O LA REDENCIÓN


El corazón infiel tiembla al nombrarte. Tu nombre
Es viento huracanado y tiesa el alma del mortal
Sin lengua cantar no puede ni nombrarte
Beiron frente al templo de Apolo.

Porque tú eres más. Y ni enigmas ni pitias
Que descifren misterios -admoniciones ni destinos.
Pues tú eres mundo.

Visible eres y no destruye tu belleza
A quien la mira. Tú lo redimes.
Tú lo redimes todo.

Tu intocada hermosura
De volcán redime al mundo
De sus propias miserias.

Yo soy penuria y al mirarte
Revoco toda culpa y toda miseria.
De mi camino.

Imposible que cornucopia alguna
Se vacíe de la abundancia que
De tu cuerpo surge. Tu belleza es lo pleno.

El mundo en su inocencia es el juego y la danza
De los contrarios que hacen del devenir un ephos.

Cada músculo tuyo cincelado para envidia de Zeus
Y el de sus hijos por invisibles manos
Trazan el mapa de la locura extática.

No hay simetría que se asemeje tanto
A la tensión del arco ni hermosura
Que hiera dulcemente la mano
Que se atreva a tocarte.

Pero tú estás ahí. No eres eternidad ni mito.
Eres verdad y la verdad augusta
Que engalana este mudo.

Los músculos que suben o que bajan desde
Los pies hasta la frente están hechos de polvo
Y agua más son eterno ya.

No hay excesos en la armonía con que ciñes
El cetro que corona tu frente.

Todo es ritmo que fluye de los arcos con
Que trazaron tu osatura.

La perfección de un rostro de
Donde surgen en profusión los rasgos
De un Dios terreno.

Los ojos amielados debajo de los arcos perfectos
De negras cejas. Y los labios dinteles
Para entrar a la nave de la boca mistérica
De donde surgen flores y serpientes.

Y entrambos la nariz que mide el rostro
Y lo que distribuye todo.

Los pómulos que encetán la mirada y bajan hasta
El mentón corona del maxilar que afirma.
Aquí estoy yo. Soy Beiron.

Podéis mirarme si y desearme siempre
Pues mi nombre es deseo y mi mirada gozo.

Que los poetas tiemblen al nombrarme.
Que enmudezcan y callen.

¿Quien puede describir mi torso donde
La geometría sufre el envés del misterio?

Mis caderas perfectas. Mis muslos y mis piernas talladas
Para burla del Dios por enigma del sino?

Sobre mis hombros llevo la palidez del mito.

Soy Beiron. Soy el Dios de este tiempo

Sin mirtos ni guirnaldas. Sin poetas ni liras.
No existe alguno digno de mí.
De mi belleza Ígnea.

Soy un volcan en estado de alerta.
Más toda abundancia surge de mí
Y es infinita mi belleza aunque efímera
Transformará en eterna la sustancia del tiempo.

El color de mi piel es el color del alma
De quien me ame y me cante en silencio.

No existen escribas para mí que honren mi belleza
Y se lauden de mí en medio del desierto.

Yo convivo si destruir las formas
Ni las almas terrenas.

Esta es mi casa pero soy en los tiempos de penuria
El rubí que en la frente de la ciudad caída
Enciende el fuego de la heredad perdida.

Soy Beiron Anderson. Amadme pues.
Que si me amáis redimo.



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Beiron Andersson y el poeta

poema de OSCAR PORTELA

No se ha borrada nada. De mi alma desesperada
por la huída del Dios cuyo alimento fue
el verbo proferido hace momentos.

Por eso vuelvo. Así fue y así me quiero.

Retorno a ti mi Dios. Retorno a mi alma.
Retorno a la perdida Itaca y luz de Egeo
del cual nació la piel de lino
donde escribo la gesta desta aurora
que hoy despierta.

En ti se funden todos los deseos.
Naciste del espanto que es belleza.

La belleza que enciende y enceniza.
O enceguece al arúspice que ruega.

¡Oh tú mi Lucumón donde los pájaros
trinan sobre el follaje de tu pelo!.

El canto ya perdido hace segundos volverá
En pesadillas a los sueños.

Yo soy augur y auriga a un mismo tiempo.
Y tú la epifanía del profeta
Que esperaba hace tiempo este momento.

¿Que importan ya las tempestades y demonios?

Tú eres el Dios y yo la lira
que gime entre tus dedos.

La ajorca en tus tobillos.
La corona de mirto en tu cabeza.

Los elementos todos. Todas las armonías cósmicas
que elevas a nuevas sinfonías y latencias
tienen un nombre Beiron.

Tú eres el mar y yo solo marea.

Tu eres la tempestad yo solo un viento o una brisa
que pasa y se dispersa y este canto inaudible
de lo orféico como ofrenda.

La alborada en tus ojos resplandece.

Es lo abierto donde se encuentran solos
el poeta y su Dios cuando bendicen
lo áureo del poniente.

Baldía fue esta tierra y tú regaste el labradío
Cuando el poeta sacrificó los verbos, las imágenes.

Y la lengua truncada de los nombres con que
intenta alabarte sin hacerlo.

Si pudiera volber a la memoria que tú llevas.

Pero la muerte de la grafía teme
Al Dios que canto y borra ya estas huellas.

¡Mas no importa el vacío de la nada del aquel papiro
Que expiró en un templo porque el templo eres tú
Que renacido vuelves a toda primavera lo celeste!.

Ha llegado el momento deseado. Ya no habrá ciegos
Que no vean ni videntes que no queden ciegos
Ante la aurea visión de lo terreno.

Encarnado y sangral como un poema
te revelas al alma peregrina .

Y tú le das posada y lo bendices como bendices
todo lo que tocas con la densa hermosura de tu cuerpo.

Posado estás ahora como el pájaro que canta
sobre una rama ardida en el invierno.

Pues tu todo lo puedes.

¡Ahora mísmo puedes un poema!

Tú lejano y cercano. Tú infinito.

Y yo mortal que oficia
los augurios de otras primaveras.

Ya llevarás orlada una corona sobre la augusta
y soberana frente emergida de la negra melena
con que asientes a todo.

Y bendices lo frágil y deyecto.

La vuelta eterna es tu camino cierto.
Por el sendero que transitas
todo como la mar y la marean vuelven.

¿Como santificaste hoy denudo siempre el alfabeto
del amante mortal augur ciego y poeta?

¿Y al poema perdidoentre el follaje
de tus labios de almendro?

¿Porqué floreces hoy? ¿Por qué acaeces?
¿Que medidas de tiempo cuantifican
tus espacios y tiempos?

¿Porque la roza sin porque florece?

Así floreces Beiron.

Y en estos tiempos tórridos tú marcas
la anunciación de un infinito nuevo.

El silicio que crece será cuna de otra estrella fugas
que alumbre un poema.

Pues Beiron Andersson todo lo redime.
Y esta es la profecía de un vidente.



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domingo, 11 de septiembre de 2011

ELEMENTOS por OSCAR PORTELA




"Ignatius" del latín - preferiría ingrato, y tal vez lo sea- pero debo remitirme a aquel poema de Nietzsche que dice ": "Conozco mi destino/ como la llama abrazo todo lo que toco/ y lo convierto en cenizas" (no textual): sin embargo, la combustión en que me desintegro en forma casi permanente, surge de las aguas: son llamas que arden en lo profundo de límpidos arroyos, y se elevan a lo profundo del cielo. Aunque el Éter no sea mi elemento, así lo creo, también por Venus, la luna rige los eventos que marcan el destino de mi vida, y el feroz Tauro, y el Tigre de Metal, enraizados en la tierra, son los pasadizos por los cuales bajo a lo profundo del Averno. Tierra, cielo, agua y aire, forman la cruz que Heidegger trazó de ésta manera: tierra, cielo, mortales, inmortales: agua para los mortales, heridos por la sed de absoluto y aire para los etéreos que se disipan en el Olimpo, olvidados de las penurias de la tierra. Esa penuria que le hizo decir a Artaud, todavía no estamos en la tierra, más creo como Trakl que aunque el alma sea peregrina sin morada, si, la tierra y solo la tierra, es el ámbito donde crece el espíritu y así somos como vegetales que luchan por perpetuarse en un denso bosque, y no otra cosa. En "Teseo", Gide declara por boca del héroe su fidelidad a la tierra, a esta donde hemos enterrado a nuestros muertos, y clavado nuestro corazón, a esta infernal morada, a esta bóveda fija, que es nuestra prisión, pero también el ámbito de "Lo Abierto" - donde la "lichtung"- sombra y luz juegan la danza del olvidado claroscuro - no la luz que abre desde arriba una comarca, no el "lumen", sino la gracia de lo que se da, se dona y puede retirarse, por que de esta alianza nace el lenguaje poético.

La piedra, el hielo, o el silicio, no tiene lugar en esta rúbrica, donde nos prometemos a las bodas de Himeneo, aquellas olvidadas, por el ansia de la otredad, del ilimitado infinito, de una trascendencia siempre trascendida en si misma, de ese exceso tan buscado en donde - se dice - el pensamiento se detiene frente a lo indecible, como los mortales se detenían ante las Gorgonas.

Llama que se confunde con las aguas, tierra que todo lo sostiene, cuerpo de Dionisos mil veces destrozado, que muere y desaparece con sus hijos, para retornar eternamente, impulsado por la fuerza del deseo. Deseo es lo Ígneo, el agua es miel del Deseo, la tierra esa concavidad que ofrece todas las guaridas - incluso los pasadizos más secretos -, y Deseo es aquel cielo estrellado, que nos contempla llamándonos a esa soberana calma de los inmortales, de los cuales somos hijos, por imperio de la fuerza de Titanes. Y deseo es el todo lo lustral, todo lo que se repite sin identidad ninguna, sino el goce que quiere Eternidad, mientras el dolor dice pasa (Zaratustra) : deste modo, cuando el hombre vuelva del espacio , desde la apertura física que le proporciona el cálculo físico- matemático, sólo le quedará como en la obra de Lem, la contemplación de los endriagos en el agua, de una tierra donde, del mismo modo que en el agua, arden las llamas del espíritu, convertidas en cenizas, pero vueltas una y otra vez a corporizarse, en el Eterno Retorno de lo Mismo.

jueves, 8 de septiembre de 2011

PALABRAS AL ABISMO y otros poemas



PALABRAS AL ABISMO


Vomitar palabras al abismo,
devolver gemas al vacío,
no eres tú mismo lava
expulsada de ti por el vacío?
Deja que los muertos
entierren a sus vivos,
como entierras deseos
en el profundo túnel del dolor.
Suelda grietas la lava
por donde entras ahora
a la noche del no saber.
Sepulta palabras en la noche,
devuelve gemas al vacío
donde naufragan las intensidades.
Dormir como se duerme
en la nieve
arder como se arde
en las blancas noches
sería más sencillo
que consagrar palabras al abismo.
Finalmente estás cansado.
Adentro es el afuera sin márgenes.
Antes de todo juicio
estamos condenados.
Arder aquí no significa
nada. Sucumbir tampoco
resulta suficiente.
En la iluminación, borrarse
como se borran las imágenes
de un sueño sería plausible
y luego arrojarse desde el
lenguaje hacia el vacío
que funda todo lenguaje,
toda gema, toda palabra
todo extrañamiento
de la muerte
en el desierto extremo del amor.


*/ del libro "La Memoria de Láquesis" (1980).

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LETANÍAS


a ANA EMILIA LAHITTE

Miserable es el dolor, sucede y tenebrosa
es su diestra. Como lo que carece de fondo
su lengua es abismal, pero como el relámpago
todo lo alumbra y nada oculta tras de la puerta,
ni en los espejos o pequeños refugios
donde buscábamos antaño el amparo seguro.
Inconmensurable es para todo tiempo el dolor,
salobre lágrima sobre oscuro pétalo
en jardines flotantes. El dolor va y viene,
nos abandona insomnes, desposeídos,
sin más aroma que el vértigo, escrutado
más acá, donde repite todo. Imposible
sería cobijarte en el nombre, tan sin medida
es lo que acaece, tan sin palabra el dolor
quebrando trinos o calcinando voces
sobre las alas del espanto. Y súbitamente
ya no estás. Mientras haces en mi hondos
túneles, revelaciones para las que faltan
imágenes y cantas
el oscuro espejo de mi boca abismada
y el dolor de mi aliento mojado ahora
en la memoria votiva de la saliva de tu boca.

*/ de "La Memoria de Láquesis" (1980.
Poema refugiado en el alma de Melan.



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BURBUJAS DE DESEOS
poema de OSCAR PORTELA

a MARÍA DEL CARMEN SUAREZ
y a MELÁN

Deseos sobre todo, deseos que abren la flor del loto

Del poema al alma de las pálidas lunas. Burbujas bajo la luz

De Estrellas en carnes de magnolias y noches

Abiertas al infinito espacio de la albura. Burbujas

Llevadas por los sueños del Deseo, pués que de sueños

Y no otra cosa fuimos hechos y en este laberinto

Custodiando por leones de la viril pirámide de palacios

De sueños en los que nos refugiamos huyendo

De la feroz incuria del desierto, solo somos Burbujas

De Deseos y no otra cosa. Y toda Eternidad

Constituye el reflejo de rayos reflejados en la carne

Del cuerpo de un Deseo que nos religa con el amor

Que huye. No más, no más. Y luego de haber sentido

Los cósmicos espacios sobre la carne núbil y los néctares

De los amados cuerpos del deseo que nos llaman a luz

Oh Burbujas, Oh elementos, Oh relámpagos,

Entregarse por siempre el destino fulmínio de las

Sagradas Burbujas del Deseo.


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Gracias Oscar....